Después de más de una década viviendo fuera de su país, en 1934 Gabriela Mistral llegó como cónsul de Chile a Madrid. Un año después escribió su primer “Recado” para un diario nacional. Este fue sucedido durante dos décadas por más de cien textos publicados en medios de diversos países y que trataron todo tipo de temas. A través de este género híbrido, creado y utilizado exclusivamente por ella, Mistral mantuvo comunicación con su gente y geografía, a través del envío de noticias y poesía del mundo. “¿Qué son los recados?”, se preguntó el cronista Enrique Bunster. “¿Son artículos, crónicas, ensayos descriptivos o simplemente poemas en prosa? Una definición excluyente sería aventurada. […] Esas piezas de lenguaje y colorido asombrosos que hoy estiman algunos como la porción más homogénea de su laureada producción”. Este libro contiene 114 recados que el investigador Diego del Pozo recopiló de diarios donde fueron publicados, de libros donde fueron antologados y los que estaban inéditos hasta hoy, fueron transcritos directo del puño de Gabriela Mistral. Educación, naturaleza, religión, política, arte y literatura son los temas que reúnen aquí parte importante de su prosa, donde se aprecia, además de una escritura singular e inesperada, su dimensión intelectual. “Así llamaba yo esa especie de ‘conversación’ con los míos a través del mar” Recados completos Gabriela Mistral La Pollera Ediciones, 2023 ISBN: 978-956-6087-99-1 Dimensión: 14 x 22 cm. 720 páginas
MOTIVOS DE SAN FRANCISCO Y OTRAS PROSAS CRISTIANAS
El 20 de mayo de 2006, tras enterarse de que estaba enfermo de cáncer al pulmón, el poeta Gonzalo Millán comenzó a escribir esta bitácora de los que serían sus últimos días, un diario extremo y emotivo que se prolongaría hasta poco antes de su muerte, ocurrida cinco meses más tarde.
El escorpión azul, cuyo veneno es utilizado en el tratamiento del cáncer, aparece aquí luchando contra el cangrejo, símbolo de la enfermedad. Con esa imagen de fondo, Millán prepara su partida y va dejando su vertiginoso rastro cotidiano, en el que la urgencia por cerrar capítulos, despedirse de los afectos, hacer memoria y apreciar cada instante transcurrido pugna permanentemente con los sentimientos que suscita la posibilidad, remota pero presente, de sobrevivir.