1845. Andra de Castro navea regresa, doctorado en Leyes, al pazogallego que lo vio nacer. El reencuentro con su familia le produce una felicidad inmensa, pero su mayor anhelo es ver a Iria, la hermanastra de su padre, poco mayor que al. Ya en su cuarto, Andr la ve aparecer y ella, llevada por la emoci¢n, le besa inesperadamente. Ese besodesatar los sentimientos enjaulados, y, mientras la relaci¢nimposible entre ellos se desborda, Andr descubrir que no todo esalegr¡a en el pazo: don Isidro Ordas, un empresario de Ponferrada, haabierto minas en las tierras de los Castronavea. As¡, la lucha por elcontrol de la tierra, los amores y envidias de sus hermanos, el legado de su implacable abuelo Dositeu y el enfrentamiento inevitable conlos Ordas se entrelazan en un hurac n que exigir sangre, arrojo y una lucha encarnizada por prevalecer.Fernando J. M£¤ez nos habla de c¢mo los lazos familiares pueden sercondena o bendici¢n y nos sumerge en las traiciones m s dolorosas, enlos amores m s desgarrados y en los sacrificios que se hacen sinimportar las consecuencias, todo ello en torno a un tema universal: la familia.Cuando el coraz¢n de la tierra late es imposible no escucharlo.
UN REINO DE PROMESAS MALDITAS
“Hace muchos años —1976— estuve en Tucson, Arizona, y en el planetario de la ciudad había un ciclo de charlas de divulgación. Una de ellas me llamó poderosamente la atención. La ofrecía el astrónomo de la Universidad de Arizona, Nick Woolf, y se titulaba «The Universe: I can Feel it in my Bones». El título era tan provocativo que me inspiró para una charla pública que, ya de vuelta en Chile, he dictado durante años: «Somos polvo de estrellas». A miles de jóvenes y no tan jóvenes les he contado lo que yo considero una de las más grandes historias de la astronomía. Carl Sagan decía que somos «material estelar»; María Teresa Ruiz, en Chile, hace unos años nos dijo en su libro que somos «hijos de las estrellas». La historia cambia de nombre pero el contenido es el mismo: todos los átomos que componen su cuerpo, amigo lector, y el mío, salvo el hidrógeno, han sido fabricados al interior de una estrella”, José María Maza Sancho. En Somos polvo de estrellas, José Maza nos guía a través de un increíble viaje que conecta las transformaciones del universo con las revoluciones científicas en la Tierra, relacionando la formación de las estrellas con nuestro propio organismo. Con datos e información privilegiada, el Premio Nacional de Ciencias Exactas (1999) nos narra de manera cálida y cercana cómo la historia del cosmos es también nuestra, y que no podemos perder esa curiosidad con la que miramos el mundo cuando fuimos niños, pues es esa la llave del conocimiento.