Dentro de ti hay un poder gigante que contiene un grito. Aunque lo has atado con dudas y miedos, sigue allí amordazado con la opresiva censura que le has impuesto: la misma con la que has acallado tus sueños. Este libro es para desatar ese grito, largamente enmudecido, que derribará las paredes y doblará los barrotes que te encierran. El proceso para desencadenar esa fuerza interior contempla tres pasos: Inspirar: Consiste en inflarte con el aire sanador de la quietud, cerrarte al ruido exterior, mirar hacia adentro y hacer un proceso de autoevaluación. Inflamar: Luego de cargar tu pecho, concentrarás esas reflexiones de lo que eres en un plan de acción. Rugir: Es una apuesta que ya no acepta un paso atrás pues vas a cabalgar salvajemente en dirección a tus sueños. Haz que despida su estruendo. En estas páginas, Daniel Habif vuelve a elevar su inspiradora y estimulante voz para compartirte aprendizajes profundos y aplicables que te permitirán comprender tus límites mentales y alcanzar un mayor dominio de tus capacidades. Además, explora alternativas para desarrollar todo tu potencial, afinar el poder de tus pensamientos y ayudarte a liberar ese grito que espantará a quienes pretenden devorarte. ¡Ruge!, porque al destino, más que esperarlo, hay que arrebatarlo.
DEFICIT ATENCIONAL
De qué hablamos cuando hablamos de nueva constitución y asamblea constituyente? Entender cómo la constitución vigente ejerce su abuso, qué cerrojos tiene y, lo más importante, conocer algunos de los caminos posibles que conducen a una nueva constitución son algunos de los propósitos de este libro. Pero su autor, Fernando Atria, no se contenta únicamente con definiciones ni indicaciones de manual, sino que ahonda y complejiza los problemas al recrear discusiones actuales, con sus posibles argumentos y contraargumentos, para dirigirse hacia un solo lugar: consolidar la urgencia de una nueva constitución, es decir, de un nuevo fundamento de origen popular. Para afirmar la necesidad de este nuevo fundamento debemos reconocer, entre otras cosas, que el «espíritu» original de la Constitución de 1980 y sus redactores consistía en la neutralización del pueblo en su rol de agente político o, dicho de otro modo, la transformación del «pueblo» en «gente», es decir, «una audiencia que sufre las consecuencias de las decisiones tomadas por la clase política». Es por esto que el autor insiste en la idea de concientizar a los ciudadanos y ciudadanasacerca de la legitimidad de la demanda de una nueva constitución, antes incluso de discutir en detalle los mecanismos posibles paraacoger esa demanda. No es posible llegar a esa instancia sin un apoyo y convicción masivos. De otro modo, serán una vez más los emperadoresde la política quienes detenten aquello que es propio y originario del pueblo: el poder constituyente.