Dimensiones | 155 × 230 cm |
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FUEGUINOS
Recopilación iconográfica del patrimonio arquitectónico de Santiago de Chile.- Autor: GUSINDE, MARTIN
$14,850 $11,880
Relato testimonial de las cuatro expediciones que realizó el padre Martín Gusinde entre los años 1918 y 1923 efectuando los más serios y rigurosos estudios arqueológicos y etnológicos sobre los aborígenes del sur y extremo sur de Chile y Argentina: onas, yámanas (o yaganes) y alacalufes. En un lenguaje claro y ameno el autor nos proporciona observaciones rigurosas y únicas en la etnología del extremo sur de América. Estudia las características físicas, las costumbres, las creencias y los dialectos de estos que fueron “legítimos hijos del país”. Con gran valor moral denuncia, también, las “despiadadas persecuciones e inauditas crueldades” que sufrieron estos seres humanos a quienes nuestro país debió proteger y cuidar.
Recopilación iconográfica del patrimonio arquitectónico de Santiago de Chile.- Autor: GUSINDE, MARTIN
Dimensiones | 155 × 230 cm |
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Este es un libro sobre villanos y ciertamente no continúa la ruta del acostumbrado pastoral de ficciones que se abanderizan por la versión típica que se tiene de Balmaceda. Se postula, en cambio, que en él no solo convive lo mejor de nuestros valores históricos, sino también lo peor. Dualidad que en el más íntimo devenir anímico nacional (en ese terreno de valores que la historia juzga en Balmaceda y en personajes como Alessandri, Ibáñez, Allende y Pinochet) ha dividido a los chilenos no solo en 1891 si no como una referencia ineludible en los avatares crueles del siglo XX y XXI.
Los elementos en pugna durante la guerra civil de 1891, las secuelas políticas y su contexto, se nos harán demasiado familiares: una epidemia que sembró el terror y la histeria colectiva en todo el país, manifestaciones sociales con presos y muertos en las calles; una huelga por el precio del transporte, un estallido social generalizado, policías secretas, torturadores, matanzas de obreros, campañas del terror, saqueos, el origen histórico de aquella frase “muerta la perra se acaba la leva”, que para estas alturas ya no tiene dueños si no continuadores, en fin: escenarios concebidos como un tablero, donde no importa sacrificar peones con el fin de ganar la partida.
En un intento colectivo y todavía no del todo asentado, investigadores de distintas ramas de la historia y de las humanidades han reorientado su trabajo para interrogar las relaciones entre cultura y naturaleza en un contexto de crisis. Con sus trabajos buscan dar con los puntos de inflexión de la modernidad industrial que desembocan en los procesos de degradación acelerada del ambiente que experimentamos hoy. Motivados por la urgencia que supone el cambio climático, el calentamiento global y más recientemente la pandemia del Covid 19, hechos que ponen de manifiesto el impacto devastador que la intervención y depredación humana sobre los ecosistemas tiene para la sobrevivencia de las sociedades contemporáneas, las perspectivas de la historia ambiental han observado un renovado interés como campo de estudios. Asimismo, las transformaciones de la naturaleza, provocadas por la industrialización de los últimos siglos, establecen en la actualidad un cuestionamiento ético-ambiental, que ha permeado el quehacer historiográfico actual. Este tomo está dedicado a estudiar las variadas relaciones que integran la historia de la ciencia y las dimensiones ambientales. La inserción de las sociedades en su entorno, la producción histórica de los paisajes, los riesgos socionaturales que afectan la vida de las personas, son algunos de los aspectos abordados por los autores y autoras de este tomo. Los trabajos que aquí se reunen indagan en la producción de espacios geográficos, ciudades o acciones políticas que permiten observar la compleja y a veces tensa red de interacciones entre las sociedades y la naturaleza.
Este es un libro sobre villanos y ciertamente no continúa la ruta del acostumbrado pastoral de ficciones que se abanderizan por la versión típica que se tiene de Balmaceda. Se postula, en cambio, que en él no solo convive lo mejor de nuestros valores históricos, sino también lo peor. Dualidad que en el más íntimo devenir anímico nacional (en ese terreno de valores que la historia juzga en Balmaceda y en personajes como Alessandri, Ibáñez, Allende y Pinochet) ha dividido a los chilenos no solo en 1891 si no como una referencia ineludible en los avatares crueles del siglo XX y XXI.
Los elementos en pugna durante la guerra civil de 1891, las secuelas políticas y su contexto, se nos harán demasiado familiares: una epidemia que sembró el terror y la histeria colectiva en todo el país, manifestaciones sociales con presos y muertos en las calles; una huelga por el precio del transporte, un estallido social generalizado, policías secretas, torturadores, matanzas de obreros, campañas del terror, saqueos, el origen histórico de aquella frase “muerta la perra se acaba la leva”, que para estas alturas ya no tiene dueños si no continuadores, en fin: escenarios concebidos como un tablero, donde no importa sacrificar peones con el fin de ganar la partida.