La destacada autora de Editorial Universitaria fue reconocida con el galardón por su trabajo profesional en la comunidad de la Isla Robinson Crusoe. Motivada por mejorar la calidad de vida de adultos y niños, la doctora y fonoaudióloga encargada de publicar los dos volúmenes de “Motricidad Orofacial”, comparte su experiencia y el significado de este premio.
Dentro del catálogo del sello de la Universidad de Chile, destacan los dos volúmenes de un trabajo inédito desde el área de la motricidad orofacial en Latinoamérica, y que no solamente es de importancia para la fonoaudiología. También aporta al trabajo multidisciplinar dekinesiólogos, odontólogos y médicos.
“Motricidad orofacial” es parte del labor de la profesora y doctora Pía Villanueva quien llevó su experiencia y preparación al ámbito del servicio social, labor anónima reconocida a principios de mes por la Fundación Mujer Impacta, gracias a su ayuda para cambiar el destino de muchas personas.
¿Cuál es el trabajo por el cual fuiste reconocida por Mujer Impacta?
Lidero un equipo con el que realizamos múltiples intervenciones fonoaudiológicas en preescolares y escolares de la isla Robinson Crusoe. Evaluamos supoblación infantil, realizamos tratamiento directo y a distancia, así como charlas a profesores, apoderados y profesionales del consultorio. Así promovemos la estimulación de lenguaje, prevenimos alteraciones en los dientes por uso de mamaderas o chupetes, y el daño auditivo por ruido y profundidad.
También atendemos a los adultos mayores a través deaudiometrías y la confección de modelos para audífonos; formamos a buzos en el cuidado y la prevención de patologías producto de inmersiones frecuentes. Y aplicamos en la totalidad de los niños y niñas habitantes de la isla el programa de estimulación del lenguaje y lectura.
Actualmente estamos trabajando para replicar este programa de estimulación en escolares de comunidades en el continente
¿Qué te inspira ayudar a los niños y niñas a quienes asistes como profesional?
Al finalizar el siglo pasado y estando de vacaciones recibí la solicitud de una niña de 15 años que no podía decir bien su nombre porque no podía pronunciar su inicial. Entonces le ofrecí ayuda. Al ir a verla al día siguiente, me encontré con una fila gigante de mamás y niños esperando la atención de “una fonoaudiologa”pues no contaban con un profesional en la especialidad. Esta situación fue una inspiración más que suficiente que me motivó a dar respuestas a aquellas mamás y sus hijos.
¿Cómo vive y siente la satisfacción de colaborar desde su disciplina académica a estos niños en Juan Fernández?
Este desafío en la isla tiene 20 años. Significa que los niños y niñas con los que interactuamos hoy, son hijos de quienes comenzamos a atender a fines del siglo pasado.He sentido una maravillosa satisfacción al ver a esas familias incorporar el tratamiento o estimulación en sus hijos. Ellos lo vivieron en su infancia y saben que será fantástico para potenciar la etapa escolar de sus hijos.
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Editorial Universitaria